Entre las medidas anunciadas por el gobierno de José Mujica, propusieron cambiar su política de combate al narcotráfico al idear una ley para regular y controlar el mercado de la marihuana, la droga de venta ilegal más consumida por los uruguayos.
El subsecretario del Ministerio del Interior, Jorge Vázquez, dijo a El Observador que el consumo de cocaína crece en detrimento de la demanda de pasta base. Ese fenómeno se explica, según dijo, por una mejora en el poder adquisitivo de los uruguayos, que llevó a que los consumidores de esas sustancias opten por una droga de mayor calidad. Esto también implica más dinero para los narcotraficantes (legales e ilegales).
«Aquí existe un mercado clandestino que maneja el narcotráfico, y nosotros medimos que el problema grave es el narcotráfico, no la marihuana (…) El problema es la mafia, la violencia detrás de todo esto», había dicho el entonces presidente José Mujica en una entrevista concedida a la cadena CNN en 2012.
Seis años después de aquel primer anuncio, casi cinco desde que se convirtió en ley, y a casi un año de que tímidamente comenzara la venta en un número reducido de farmacias, el mercado ilegal de la droga empezó a mostrar cambios, aunque no en la línea en la que esperaba el gobierno.
1.926 plantas de marihuana fueron incautadas por la policía en 2017 según datos del Ministerio del Interior. En 2012, cuando se propuso por primera vez regular este mercado, se habían incautado 153.
Los enfrentamientos entre bandas de narcotraficantes se extendieron más allá de la capital, hacia ciudades como Minas, Chuy y San Carlos. En Montevideo, en tanto, la violencia de los grupos criminales aumentó, y en barrios como Casavalle, la banda de Los Chingas expulsó a más de 110 personas de sus hogares a lo largo de todo 2017 –una actividad que no se detuvo a pesar de las detenciones llevadas adelante por la policía–, y en Cerro Norte fue detenido la semana pasada un joven narcotraficante que obligaba a vecinos a pagar para poder permanecer en sus casas.
Asimismo, los enfrentamientos entre grupos criminales vinculados al tráfico de droga representan hoy casi seis de cada diez homicidios ocurridos en Uruguay, según datos del Ministerio del Interior, una cifra que en 2012 implicaba menos de tres de cada diez.
Aunque según datos del Instituto Nacional de Regulación y Control del Cannabis (Ircca) más de la mitad de los consumidores de marihuana hoy consigue la droga en el mercado formal, el microtráfico se las arregló para adaptarse a esta nueva realidad. Una fuente policial dijo a El Observador que en el último tiempo se volvió frecuente ver más diversidad en la oferta de los narcos, reduciendo la participación de marihuana, e incrementando la de pasta base y, en mayor medida, la de cocaína.
Esta apreciación es consiste con lo que había dicho el director nacional de Policía, Mario Layera, en la Comisión de Asuntos Internacionales el pasado 2 de mayo, cuando dijo que a través del Chuy estaba ingresando no solo marihuana, como ocurría hasta hace poco tiempo, sino que «actualmente» ingresa también pasta base y cocaína.
54% de los 147 mil usuarios de marihuana que hay en Uruguay adquieren la marihuana en el mercado formal. Esto tiene en cuenta a las personas registradas y a quienes no lo están pero son convidadas.
Asimismo, la fiscal especializada en tráfico de drogas, Mónica Ferrero, señaló a El Observador que de todas formas la marihuana sigue presente en la boca, aunque en nuevas presentaciones. Al prensado de origen paraguayo, que era casi la única forma en la que se ofrecía esta droga en 2012, se sumó en el último tiempo la incautación de plantas y cogollos.
Según datos del Ministerio del Interior, en 2012 se incautaron 153 plantas de marihuana, mientras que en 2017 la policía requisó 1.926.
El cogollo, que es la parte de la planta que contiene las propiedades psicoactivas deshidratadas, representa un producto de mayor calidad al prensado paraguayo, que es un molido de la planta entera, en el que se mezclan tallos y hojas, y al que se le agrega químicos. Ferrero dijo a El Observador que la semana pasada se realizó un allanamiento en una boca en la que se encontró un kilo de cogollos, una cantidad que antes no era factible encontrar en el mercado informal.
El subsecretario del Ministerio del Interior, Jorge Vázquez, dijo a El Observador que desde la cartera se está analizando esta situación con el objetivo de determinar si los cogollos y las plantas que se han incautado recientemente en las bocas de droga provienen del mercado legal, de clubes cannábicos o de autocultivadores registrados, o si por el contrario son productores no registrados quienes están proveyendo a las bocas. De lo que hay certeza, es que esta droga fue producida en Uruguay.
Para Vázquez, la regulación sí impactó en el narcotráfico al quitarle parte del negocio, aunque la presencia de otras drogas en el mercado relativiza el peso de esa contribución. «¿La venta legal de marihuana impactó al narcotráfico? Sí, impacta, ¿cuánto? Todo lo que no se compra en el mercado ilegal es plata que no entra al narco. ¿Eso impacta mucho o poco? Bueno, hay otras drogas como pasta base, la cocaína y las drogas de síntesis que el mercado maneja», razonó Vázquez.
«Desde el punto de vista de la seguridad pública la marihuana nunca fue un problema importante», reconoció Vázquez. Por el contrario, son la cocaína y la pasta base, las drogas que tienen mayor relación con el delito. En particular, esta última es la más agresiva, debido a «su alto poder de adicción, por estar dirigida al sector más desprotegido de la sociedad, y porque los excluye del mercado laboral», explicó el subsecretario del Ministerio del Interior.
La regulación del mercado de la marihuana no solo pretendía sacarle el negocio a los narcotraficantes, sino también alejar a los consumidores de cannabis de las bocas donde se ofrece pasta base y cocaína.
Sin embargo, la regulación tuvo dificultades para llegar a los sectores más pobres. De hecho, el 40,7% de quienes compraron marihuana en farmacias tienen nivel educativo terciario, cuando dentro del quintil que representa al 20% de la población mas pobre solo el 2% llega a ese nivel educativo, según datos del Ministerio de Educación y Cultura.
1.815 personas están registradas como adquirentes de marihuana en departamentos donde no hay ninguna farmacia habilitada para la venta.
Además, en Montevideo, donde se encuentran siete de las 14 farmacias habilitadas para la comercialización de marihuana en todo el país, la mayoría de los puntos de venta están en barrios de ingresos medios y altos: Farmacia Tapie está en Ciudad Vieja, Silleda en Brazo Oriental, Antártida en Cordón, Cárceres, Camaño y Lilen están en Pocitos, y solo una se ubica en un barrio de menores ingresos: Constitución Sur, en Flor de Maroñas.
Pero más allá de la forma en la que se distribuyen los puntos de venta, la cantidad de farmacias habilitadas sigue estando por debajo de las 16 que el 19 julio de 2017 inauguraron la comercialización al público, aunque por encima de las diez que llegaron a ser en setiembre del pasado año. La amenaza de los bancos de cerrar las cuentas de quienes venden la droga hizo que varios comerciantes desistieran de este negocio.
Por eso, el Ircca se propuso en noviembre crear una regulación que permitiera vender a la droga a comercios que tengan como negocio central el cannabis, y estén dispuestos a trabajar en efectivo, fuera del sistema financiero. Sin embargo, sobre esta medida no ha habido novedades, y consultados por El Observador, las autoridades del organismo prefirieron no dar declaraciones.
De esta forma, los 1.815 inscritos que viven en los departamentos de Artigas, San José, Colonia, Durazno, Soriano, Rocha, Cerro Largo, Florida, Río Negro, Rivera, Treinta y Tres, continúan sin tener un solo punto de venta. Mientras tanto, los más de 20 mil inscritos que viven en el resto del país se acostumbraron a la escasez y a hacer largas filas para acceder al producto.
Entonces, ¿cómo se llega al dato de que más de la mitad de los consumidores de marihuana acceden hoy a la droga legal? La estimación del Ircca tiene en cuenta que los 8.567 registrados como autocultivadores y las más de 2.500 personas que forman parte de clubes cannábicos comparten la droga con otras dos personas, mientras que los que logran comprar en farmacias lo hacen con una persona más.
Asimismo, del total de 23.161 adquirentes registrados y habilitados para comprar con fecha del 5 de abril de 2018, efectivamente compraron cannabis por esta vía 17.567, es decir el 75,8% de los registrados.
Mientras la normativa se ajusta para dar respuesta a la otra mitad de los consumidores que no acceden a la droga legal, este jueves, un hombre de 42 años fue detenido en Progreso, cuando viajaba en un auto con 212 kilos de marihuana distribuidos en 394 ladrillos. Esa cantidad de droga en el mercado ilegal representa $ 8,4 millones.