Las señales que se ignoran

Foto ilustrativa

Fiscalía pide la pena máxima, de 30 años de penitenciaría, para un hombre de 38 años que asesinó a su hijo de 9 años a puñaladas en 2016, con el objetivo de vengarse de su expareja.

El pedido fiscal pide se procese “a PDMS como autor de un delito continuado de Violencia Privada, en reiteración real con un delito de Homicidio, especialmente agravado por haberse cometido sobre la persona del hijo, y con premeditación, y muy especialmente agravado por haberse cometido con grave sevicia a la pena de treinta (30) años de penitenciaría , con descuento de la preventiva cumplida”.

El trágico hecho ocurrió en la tarde del lunes 18 de abril, en el barrio Jardines del Hipódromo de la ciudad de Mercedes (Soriano).

El hombre estaba separado de su pareja, una funcionaria policial con quien tenía un hijo, de nombre Alan.

Según las declaraciones de las partes, las diferencias en la pareja comenzaron cuando el hombre comenzó a consumir estupefacientes, y perdió el trabajo.

La mujer decidió trabajar para mantener el hogar, e ingresó en el cuerpo policial. Con su salario mantenía la casa en la que vivía junto al homicida y al hijo de ambos, que sería la víctima final.

El victimario manifestaba estar celoso de los compañeros de trabajo, y comenzó una escalada de violencia física y psicológica, a la que la mujer decidió poner punto final cuando el hombre la sacó el arma de reglamento con intenciones de disparar, sin saber que estaba descargada.

Ante esto la mujer se fue de la casa, y la Justicia impuso al hombre una orden de alejamiento.

El niño seguía visitando a su padre, hasta que un día el hombre le pidió que fuera a buscar a su madre y la llevara a la casa. Alan se negó, y le recriminó que no volvería a su casa porque le pegaba.

El padre lo interceptó antes de que pudiera huir, lo llevó al dormitorio y lo apuñaló 15 veces, dándole muerte.

Luego lo acostó en la cama, lo tapó, se acostó él también, y durmió hasta el día siguiente.

Previamente dejó notas escritas en hojas, en las paredes de la vivienda y en la ropa del niño, responsabilizando a su expareja por lo que había hecho. “Por vos mamá es esto”, “13 años pasando de todo y te calentaste en tres meses y rompiste una familia”, “por vos mamá te lo pedí”, “este es tu cuarto, hacé otro”, “te vieron débil y te hicieron la cabeza” “que seas feliz con él”, “vos lo quisiste así”, “ganaste un peso y cambiaste”, son algunas de las cosas que escribió.

Notando la ausencia de Alan, familiares fueron a la casa del hombre y vieron que la puerta estaba trancada por dentro con muebles.

Cuando lograron entrar a la finca, encontraron el cuerpo sin vida del pequeño tendido sobre la cama.

El pedido fiscal incluye un llamado de atención a la Justicia y a la población, advirtiendo que hubo señales claras que indicaban que el hombre tenía intención de matar a Alan.

«Como reflexión final cabe referir la alarma que un hecho semejante debe provocar en los operadores jurídicos, en las personas que advierten situaciones de violencia basada en género, en relaciones de poder y dominación, que ocurren en perjuicio de familiares o vecinos y la atención especial que debe proporcionarse a las víctimas secundarias de tales situaciones, esto es, los niños, niñas y adolescentes.

El homicida de A emitía señales inequívocas de su accionar violento y despiadado ,desde hacía larga data, llegó incluso a emitir advertencias explícitas de su propósito de dar muerte al niño, como expresión de la forma más refinada y sanguinaria de destruir para siempre la integridad moral de su ex pareja , sin que ésta, los familiares de ambos , los operadores del sistema , pudieran advertirlas y desarrollar estrategias tendentes a evitar el desenlace fatal.

Jamás podremos saldar la deuda social con las víctimas de este hecho, pero sí permanecer alerta a estas señales para evitar que otro similar acontezca».

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