¿Justicia o publicidad encubierta?

El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, detenido el sábado, podría ser liberado rápidamente si la corte suprema modifica esta semana la norma que autoriza encarcelar a personas condenadas en segunda instancia que aún disponen de recursos judiciales.

Un juez del Supremo Tribunal Federal (STF), Marco Aurélio Mello, anunció que el próximo miércoles pedirá incluir en la agenda un nuevo debate que podría zanjar las divergencias internas que persisten en la corte sobre ese tema.

El STF denegó el 5 de abril un recurso presentado por la defensa de Lula para impedir su encarcelamiento mientras dispusiese de recursos ante el Supremo Tribunal de Justicia (STJ, tercera instancia) o ante el propio STF.

Pero la decisión fue adoptada por el estrecho margen de 6 votos contra 5; una de las magistradas que votó contra Lula, Rosa Weber, dio a entender que era favorable a modificar la jurisprudencia actual, aunque no al juzgar un caso específico, sino cuando el asunto fuese tratado de forma general.

La jurisprudencia que autoriza el encarcelamiento después de la condena en segunda instancia fue adoptada en 2016.

Quienes abogan por el encarcelamiento anticipado lo hacen en nombre de la lucha contra la impunidad, porque los procesos suelen demorar meses o años hasta llegar a instancias superiores. Los partidarios de modificar la norma invocan el respeto de la presunción de inocencia.

Si se modificara la jurisprudencia, todos los condenados en segunda instancia actualmente detenidos deberían beneficiarse de la medida e ir a esperar en sus casas el resultado de sus apelaciones ante el STJ o el STF. A menos que se haya decretado contra ellos prisión preventiva por su peligrosidad, por riesgo de fuga o por interferir en los procesos.

Aunque el STF paute para esta semana el debate, la discusión podría suspenderse por tiempo indefinido si uno de los 11 jueces pide más tiempo para estudiar la cuestión.

«Hay un conflicto dentro del STF, entre quienes quieren discutir el asunto de manera general y los que se oponen. Y el único motivo por el cual el asunto tiene relevancia, es por [la incertidumbre] sobre el voto de Rosa Weber», dijo a la AFP Thomaz Pereira, profesor de derecho de la Fundación Getúlio Vargas (FGV) de Rio de Janeiro.

Partidos políticos y movimientos sociales de la izquierda brasileña empezaron a montar este domingo una «vigilia permanente» en las afueras de la sede policial de Curitiba (sur), donde el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva fue encarcelado.

«La ciudad de Curitiba será el centro de nuestra acción política. Sólo saldremos de aquí cuando Lula salga. Esta vigilia será permanente», proclamó entre una multitud de simpatizantes la presidenta del Partido de los Trabajadores (PT), Gleisi Hoffmann, poco después que Lula llegara a la sede de la Policía Federal el sábado por la noche en un clima de conmoción.

Lula, que lidera las encuestas para las elecciones de octubre, «no es un preso común, es un preso político, el primer preso político después de la reapertura democrática» en 1985, añadió Hoffmann.

El estudiante Christopher Ferreira, de 21 años, pasó la noche en el campamento callejero que montaron al borde del perímetro policial, equipados con tiendas, colchones inflables y bastante abrigo. Una inscripción sobre un cartón indicaba el lugar de la «secretaría operativa» donde atenderían a la prensa.

«Pasamos la noche aquí en resistencia junto con todos los compañeros que están prestando solidaridad al presidente Lula», explicó Ferreira a la AFP la mañana del domingo.

Según la Central Única de Trabajadores (CUT), el movimiento espera la llegada de decenas de caravanas de todas partes de Brasil.

La prisión del carismático líder de izquierda se dio en un clima de tensión y enfrentamientos entre simpatizantes y detractores del expresidente.

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