Encallados o abandonados, se calcula que hay medio centenar de buques que, abandonados, son una «seria afectación para la seguridad».
Punta Ballena. Holberg. Natahn Cummins. Stalker. Sigma. Todos estos nombres, aparentemente sin vinculación entre sí, tienen una conexión en común. Son algunos de los barcos que, encallados o abandonados producto de un litigio y reducidos hoy a chatarra, descansan en la bahía de Montevideo y pasaron a ser dominio del Estado.
Todos están en dentro del área portuaria, bajo jurisdicción de la Administración Nacional de Puertos, y representan una «seria y riesgosa afectación para la operativa y la seguridad» de la terminal marítima, según lo indica una resolución de Ministerio de Transporte y Obras Públicas, que se apresta a lanzar una licitación internacional para erradicarlos de la zona.
Las resolución habilita a la ANP a contratar las tareas necesarias para la eliminación definitiva de esos buques. Allí se incluye tanto su desguase como la enajenación de los restos.
Se trata de un objetivo que las autoridades tienen planteado desde hace tiempo pero que diversos factores han hecho fracasar, dijo a ECOS Juan Curbelo, director de la ANP. «La presencia de buques abandonados es un problema en todos los puertos del mundo», afirmó.
Para salvar la situación, el presente llamado incluirá «condiciones económicas que hagan viable» el interés de las empresas en presentarse.
Es por eso que el decreto del MTOP autorizará a los ganadores de la licitación a adquirir la propiedad de los restos y a exportarlos sin ningún tipo de impuesto.
Si bien la exoneración hace referencia a un máximo de 20 buques, se calcula que en la bahía de Montevideo descansan los restos de casi medio centenar de naves abandonadas.
Más allá de un tema de seguridad relativo al escollo que para la navegación supone la presencia de esos barcos, la medida persigue el objetivo de recuperar la disponiblidad de esa zona, siendo que los espacios portuarios son siempre escasos.
Según explicó Curbelo, la mayoría están concentrados en una zona conocida como «dique de cintura», ubicada en el centro de la bahía. Curiosamente, muy cerca de allí amarran las barcazas paraguayas que transportan las cargas de exportación de su país que utilizan a Montevideo como salida.
Los eventuales atrasos que sufren los paraguayos a causa de problemas en la operativa del puerto capitalino volvió a estar sobre la mesa, luego que el presidente de la gremial de armadores paraguayos afirmara que, por ese motivo, habían trasladado el 40% de sus operaciones al puerto de Buenos Aires.
Consultado, Curbelo negó que exista atraso en Montevideo, aunque sí se ha verificado una disminución de la actividad referida a los productos guaraníes.