El fenómeno de la «reduflación»

Lo chico sale caro. Cada vez más empresas reducen el contenido de sus productos y dejan igual o bajan mínimamente el precio. Con solo entrar al supermercado y mirar con atención los precios te das cuenta.

No hace falta un informe de la universidad de Massachussets o alguna otra de por ahí para comprobarlo. Esa inflación encubierta tiene nombre propio: reduflación.

Según un informe del Instituto de Estudios de Consumo Masivo (INDECOM), el 80% de las marcas en el país lo hacen. No es nuevo, pero esta inflación que viene con engaño indigna más que la tradicional. Además, impacta el doble: porque muchas veces no te das cuenta.

Estos son algunos de los productos que hay que mirar dos veces antes comprar:

1- Chocolates y Snacks
De todos los ejemplos, uno de los más escandalosos es el de el chocolate Toblerone. En 2016 alargó el espacio entre sus triangulitos y mantuvo el tamaño del envase. Como resultado, la barra de 400 gramos pasó a pesar 360 y la de 170 quedó en 150. Eso sí, el precio se mantuvo y la diferencia fue directo al bolsillo del fabricante.

2-Yogurt Bebible
El yogurt bebible es líquido por definición. Sin embargo en las góndolas del súper te lo venden por kilo, como si fuese un bife. Así te confunden. Si bien un kilo de agua es el equivalente a un litro de agua, el yogurt es más denso y pesa más. No comprás un litro, es menos. Lo mismo pasa con el helado.

3- Productos de Almacén
Con medio kilo de lentejas, 1 cebolla, 150 gramos de panceta y un chorizo colorado podés hacer un guiso para cuatro. Pero si vas al súper quizás no encuentres más el tradicional paquete de 500 gramos. Ahora, la misma bolsita contiene muchas veces 400 o 340 gramos. Así que te comprás dos paquetes o alguien en tu familia se queda sin comer.

4- Antibiótiocos
Aunque no vienen en bolsitas, algo parecido pasa con los antibióticos. En otros países es obligatorio para los laboratorios ofrecer presentaciones iguales al tratamiento mínimo. Acá no. Por eso, si tenés que tomar tres comprimidos durante siete días, lo lógico es que ofrezcan cajas de 21. Sin embargo, muchas veces la caja más chica es de 16. En consecuencia, a los cinco días tenés que comprarte otra caja, muchas veces sin la receta de la obra social. Es decir, pagaste el doble y para colmo te clavan con 11 comprimidos.

5- Yogurt con cereales
Aunque parezca difícil, venden más aire que los fabricantes de papas fritas. Con la excusa de dejar espacio para que quepan los cereales, el pote de yogurt que tradicionalmente es de 190 gramos pasa a contener 150. Con el cereal y todo hacen un total de 164 gramos. Ni siquiera así equiparan el peso de un yogurt común y silvestre.

6- Medicamentos
Muchas veces, los laboratorios en vez de subir el precio achican los medicamentos. Las cajas que antes eran de 30 comprimidos, ahora son de 28 o de 20. El precio, casi el mismo. Con el tiempo dejan de producir la caja de 30 y el aumento queda blanquedo.

7- Leche
Este caso indigna. El mini tetra de 200 ml de leche sale tres veces más de lo que se le paga al tambero el litro. En números: al productor le pagan menos de seis pesos y la leche envasada, esas cajitas del tamaño de un juguito de naranja, valen mucho más.

Con el agua pasa algo parecido: si la comprás en botella chica, te sale bastante más el litro. Si elegís la botella de un litro y medio, te sale menos de la mitad.

Y el pan

Notaron la reducción de tamaño en ciertas bolsas con pan feteado? Un 50% menos pan, pero el mismo precio.

 

Para las empresas estas conductas son solo estrategias de marketing, pero para los especialistas no son más ni menos que violaciones a la ley de Lealtad Comercial y de Defensa al Consumidor. Para vos, ¿quién tiene la razón?

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