Integrantes de la Coordinadora de Feminismos del Uruguay, una de las principales organizaciones que convocaron a la marcha por el Día Internacional de la Mujer, dijeron que tirar bombas de pintura a una iglesia no es matar a nadie y argumentaron que todas las formas de expresión son «válidas».
Así se refirieron las seis voceras de la organización a la vandalización de una iglesia ubicada en la avenida 18 de julio, por donde pasó la multitudinaria manifestación.
En ese momento, varias personas tiraron bombas de tinta sobre la fachada de la iglesia, que mancharon las paredes y rompieron algunas de las ventanas.
Por esa razón, las autoridades de ese recinto religioso anunciaron que evalúan realizar una denuncia penal ante la Justicia.
Aunque las voceras de la Coordinadora de Feminismos evitaron poner el foco en ese suceso, varias figuras políticas, como el diputado por el Partido Nacional, Rodrigo Goñi, y la ministra de Industria, Energía y Minería, Carolina Cosse, lo repudiaron.
«Hay distintas formas de expresión y esa es una de ellas. Nosotras no la condenamos», señaló Cecilia Menéndez, una de las voceras de la Coordinadora de Feminismos, aunque aclaró que ese hecho no fue planeado desde la organización que integra.
En este sentido, recalcó que no fue lo que la Coordinadora de Feminismos organizó, como sí lo hizo respecto a los «abrazos caracol» y a los círculos formando un ocho durante la marcha.
«Hay otras compañeras que tienen otras modalidades de accionar y nosotras aceptamos que exista, convivimos con eso y nos parece que está bien. Son formas diferentes de expresarse y esa es una», añadió Menéndez.
Asimismo, consideró que es «un poco particular» que se hable de ese tipo de cosas luego de una marcha a la que, según sus cálculos, asistieron más de 300.000 personas.
«Asesinaron a una mujer, hay siete mujeres asesinadas en lo que va del año. Bombas de pintura en la iglesia no es muerte de nadie. A nosotras nos están matando, nosotras ponemos el foco ahí», sentenció.
Ivana Silvera, en tanto, se refirió a la presencia de un grupo de manifestantes, que se agolparon a un lado de la acera de la avenida 18 de Julio portando pancartas que decían «Femeninas sí. Feministas no» y que no participaron de la marcha.
«Obviamente y claramente lo vimos, estaban ahí en un cordón de una cuadra. Nosotras entendemos que esa es una forma de provocar», señaló Silvera, quien agregó que se trata de una «forma de violencia muy sutil, muy compleja y bien interesante para analizar».
Además, argumentó que el simple hecho de estar «parados y paradas», con «carteles» es una forma «provocativa» y «violenta», que es lo que despierta las reacciones, la defensa y la autodefensa.
Silvera añadió que las integrantes de la Coordinadora de Feminismos analizaron las imágenes de las marchas por el 8 de marzo en otros países y coincidieron en que la uruguaya «realmente fue una de las más multitudinarias», algo que dijo «no es un hecho menor».
Pamela Hernández, en tanto, aseguró en rueda de prensa que en la Coordinadora de Feminismos quedaron «muy felices» por la forma en la que se dio la movilización, que es algo que «excede» a ese grupo de mujeres que la convocaron, según aclaró.