Denuncias por robos y quema de cubiertas

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El clima estuvo caliente este martes 23 de enero en la interna de AFE. La furia del sindicato de trabajadores de la empresa ferroviaria estatal se vivió en las calles de Ciudad Vieja y en las redes sociales, y hasta una centena de turistas extranjeros llegados en cruceros al puerto de Montevideo sufrieron las medidas de lucha al quedarse sin un paseo en tren programado con anticipación, cosa que no cayó nada bien en el Ministerio de Turismo.

Todo comenzó el lunes 22, cuando la dirección de Servicios Logísticos Ferroviarios (SLF), la operadora privada propiedad de AFE y la Corporación Nacional para el Desarrollo (CND), comunicó el despido de cuatro de los 10 funcionarios de un taller.

En la notificación entregada a los trabajadores, la empresa argumenta que lleva adelante una reestructura y, en ese sentido, optó por recortar la plantilla. La Unión Ferroviaria afirma que esos cuatro funcionarios fueron echados por el simple hecho de estar afiliados al sindicato, pero desde SLF se explica que fueron elegidos por su evaluación negativa.

El hecho desencadenó una serie de acciones del sindicato, que además de trancar la salida del paseo en tren de cruceristas este martes por la mañana (algo que ya habían hecho meses atrás), también cortó la calle y quemó cubiertas en el corazón de Ciudad Vieja, para manifestarse frente a las oficinas de los gerentes involucrados.

Las imágenes se compartieron rápidamente en miles de teléfonos con la aplicación de mensajería Whattsapp, junto con el comunicado de la Unión Ferroviaria donde acusan al gerente Fernando Valls de «represor» y «antiobrero». Relatan al mismo tiempo que los cuatro trabajadores fueron sacados por la fuerza de sus puestos por parte de «patovicas».

Sin embargo el conflicto no comenzó ayer ni el lunes. SLF nunca pudo encaminar sus operaciones y el transporte de carga -el único negocio que le da dinero al tren estatal- sigue por el piso. Por eso la nueva dirección encabezada por Valls, un dirigente frenteamplista del riñón del exvicepresidente Raúl Sendic, se propuso activar una reestructura.

Entre otras acciones revisó el desempeño de los 10 funcionarios del taller conocido en la interna como «diesel», e instaló cámaras de seguridad en las instalaciones para prevenir algunos robos denunciados. Fue así que separó del cargo a cuatro trabajadores y al gerente de operaciones, Daniel Spanchis.

Pero además, en medio de los despidos y el lío con el sindicato, la dirección de SLF presentó denuncia policial contra otros dos funcionarios, uno de los cuales es delegado sindical, por un presunto hurto de herramientas.

Según pudo saber El Observador en base a fuentes oficiales, las cámaras de seguridad registraron que trabajadores marcaban su ingreso y luego se iban y, lo más grave, filmaron actos sospechosos de hurto.

En la denuncia policial el abogado de la empresa ferroviaria señala a esos dos trabajadores, uno de los cuales asistió un día al taller en su vehículo particular, sin ser jornada laboral para él, y en contacto con el guardia de seguridad y su compañero, carga en su auto una heladera conservadora con elementos en su interior que no fueron registrados por las cámaras. SLF pidió a la Policía que investigue los hechos y entregó el material audiovisual.

Consultado el encargado de prensa y propaganda de la Unión Ferroviaria, Ramiro Arbelo, aclaró a El Observador que la movilización del sindicato fue en respaldo a los cuatro trabajadores despedidos, los cuales no tienen nada que ver con las denuncias de robo.

Desde SLF se validó esa afirmación, ya que los dos involucrados forman parte de los seis trabajadores que todavía permanecen en la plantilla. Sin embargo aclararon que uno de ellos es delegado sindical y, además, estuvo ayer en Ciudad Vieja participando de la movilización y quema de cubiertas.

El Observador se comunicó con Valls, pero el funcionario prefirió no hacer comentarios públicos.

Arbelo, por su parte, agregó que la reestructura impulsada por Valls tiene aspectos negativos incluso al punto de haber contratado funcionarios brasileños para que hagan el trabajo de los uruguayos. «Y el lunes cayeron siete patovicas, unas caritas extrañas que estaban enormes, para sacar a los cuatro compañeros despedidos y al resto, sin dejar que se termine el turno», aseguró el dirigente de la Unión Ferroviaria.

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