En México el crimen organizado ha puesto sus ojos en un nuevo objetivo: la vainilla. Según ha informado la prensa mexicana, el mercado ilícito de esta planta resulta muy lucrativo, pero está poniendo en riesgo de extinción su cultivo.
Juan Carlos Guzmán, ingeniero agrónomo de la Universidad Autónoma de Chapingo (Estado de México), asegura que el 80% de los productores de vainilla en el país han sido víctimas de robos. Según ha alertado el investigador, grupos delincuenciales asociados con procesadores pueden llegar a vender un kilogramo sin procesar de este producto por 500 pesos (cerca de 26 dólares), mientras que ya procesada alcanza precios de 12.000 pesos por kilogramo (alrededor de 635 dólares).
Guzmán subraya que pese a ser el país de origen de la vainilla, México ocupa el puesto 21 en producción a nivel mundial —400 toneladas al año —, muy por debajo de Madagascar, Indonesia, la India y los Países Bajos. Esto no solo por los carteles mexicanos, sino también por la falta de garantías que tienen sus cultivadores, el alza de los precios internacionales y la producción a gran escala de variantes artificiales.
Al respecto, la investigadora del Instituto Tecnológico de Tuxtepec (Oaxaca, México), Araceli Pérez, afirma que solo el 1% de la población mundial consume vainilla natural. Incluso, en el país, aunque la demanda nacional y extranjera es alta, no se logra satisfacer: «Mayoritariamente se comercializa vainilla sintética», elaborada con excremento de vaca, y usada principalmente para fabricar helados.