El Gobierno brasileño anunció que 57 bienes del Estado fueron incorporados al programa de privatizaciones y concesiones que impulsa la gestión de Michel Temer desde el año pasado «para aumentar los ingresos del gobierno». El Gobierno también planea privatizar la Eletrobrás, la mayor empresa de energía del país.
El Gobierno de Michel Temer anunció este miércoles que 57 empresas públicas y terminales aeroportuarias serán privatizadas con el objetivo de reducir el déficit fiscal de las cuentas del país.
Las nuevas concesiones se llevarán a cabo a través de un paquete que pretende licitar la administración de 14 aeropuertos, 11 lotes de líneas de transmisión eléctrica, 15 terminales portuarias, dos carreteras, y varias empresas públicas como la Casa de la Moneda (donde se producen los billetes y los pasaportes del país).
Según el ejecutivo brasileño las privatizaciones generarán “inversiones en los sectores de petróleo y gas, energía, carreteras, aeropuertos y puertos, generando empleo y renta en Brasil” y tienen como objetivo “generar empleo y garantizar la calidad del servicio prestado”. También servirán “para reducir el enorme déficit en las cuentas públicas de Brasil”, que según el propio Michel Temer es “asustador”.
La medida se dio a conocer poco después de haberse comunicado la intención de venta de Eletrobrás, la mayor empresa de energía de Brasil.
El argumento de la venta de Eletrobrás es “aumentar la recaudación y evitar otro colapso en las metas del déficit fiscal”.
El gobierno de Brasil espera recaudar unos 20 mil millones de reales (unos 6.300 millones de dólares) con la apertura de capital de Eletrobrás. “Es una operación que debe ocurrir a inicios de 2018″, expresó el viceministro de Minas y Energía, Paulo Pedrosa.
La empresa tiene una deuda de unos 5.900 millones de dólares y su apertura de capital será, según los analistas, una señal del ciclo de reformas encaradas por Temer, como el techo del gasto público por 20 años y la flexibilización de las leyes laborales.
“No hay espacio para aumentar las tarifas y trasladar precios al consumidor. La salida es abrir el capital y buscar inversión”, justificó el ministro de Minas y Energía, Fernando Coelho Filho.
Críticas
Por su parte la expresidenta brasileña Dima Rousseff criticó la posible privatización de Eletrobras.
“Vender Eletrobras es renunciar a la seguridad energética; tal como ocurrió en 2001 durante el Gobierno de FHC (Fernando Henrique Cardoso, 1992-2003) significa dejar el país sujeto a apagones”, advirtió a través de su cuenta Twitter.
A su vez subrayó que después de la “farra de la compra de votos”, en referencia a las maniobras de Temer para que los diputados archivaran su denuncia por corrupción, “el Gobierno anunció un objetivo de déficit irreal y quiere vender el patrimonio del pueblo brasileño para cumplirlo”. “Sólo hay un resultado: el consumidor pagará una factura de luz estratosférica por una energía, cuyo abastecimiento no estará garantizado”, advirtió Rousseff.
El Gobierno brasileño aumentó la semana pasada su meta de déficit fiscal para 2017 a 159.000 millones de reales (50.200 millones de dólares), lo que supone un alza de casi un 15 % sobre su previsión inicial.