Un freno inesperado al experimento de Soros en Uruguay

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A los pocos días de haber comenzado la venta de marihuana en farmacias, tras el famoso 19 de julio, en la Institución de Regulación y Control del Cannabis (Ircca) se vivió un festejo doble: el arranque en sí mismo de la tercera etapa del experimento y el interés de cinco locales que estaban prontos para firmar el contrato. Pero los problemas suscitados con los bancos, por la incompatibilidad entre la regulación de la droga y el sistema financiero, hizo frenar los trámites de los nuevos interesados. Y uno de los cuatro puntos de venta de Montevideo, ya habilitado para la dispensación del producto, paró hasta nuevo aviso.

Sigue habiendo unos 20 farmacéuticos interesados —entiéndase que llamaron por teléfono al Ircca para preguntar por el tema—, pero ninguno ha avanzado al punto de llegar a un preacuerdo, dijo una fuente oficial. Y «tampoco hay interés de la Institución en avanzar hasta que no haya una solución al problema bancario». Mientras, ayer se hizo público que una de las farmacias prefirió dar un paso al costado.

La farmacia Pitágoras, en Malvín, no repone marihuana desde el viernes y no venderá más hasta nuevo aviso. Este local, uno de los cuatro que dispensan cannabis en Montevideo y uno de los 16 de todo el país, deja en suspenso la operativa «hasta que el gobierno arregle la regulación uruguaya con la lógica del mercado bancario internacional».

Esteban Riveira, dueño de la farmacia en cuestión, dijo que esta es «una medida preventiva». Hasta el momento, ningún banco de plaza le ha comunicado que le cerrará las cuentas por trabajar con un negocio que, desde las directivas financieras globales, es cuestionado.

Ya tres bancos privados, de los siete que hay en plaza sin contar los dos estatales extranjeros, han advertido que desde sus casas matrices se les recomendó cortar el vínculo con las empresas o personas asociadas a la comercialización y cultivo de marihuana. Uno de ellos, el Santander, dio un plazo de 30 días a sus clientes para que retiren el dinero. De todas formas, «no hay» una postura tomada a nivel del conglomerado de la banca privada.

El Banco Central del Uruguay (BCU) había advertido previo a la aprobación de la ley de regulación del cannabis, en 2013, que esta disyuntiva podía darse. Sin embargo, Mario Bergara, presidente del directorio, explicó que «los tiempos de dos políticas paralelas no siempre coinciden».

Esta disyuntiva no es nueva en el mercado internacional del cannabis legal. En algunos Estados de Estados Unidos y en Holanda, por mencionar dos ejemplos, han pactado «tolerancia» con los bancos locales luego de arduas negociaciones. Y aun así el asunto no está solucionado. De hecho la incapacidad de acceder a las instituciones financieras tradicionales hace que muchas empresas del rubro estén optando por el sistema de bitcoins.

El cannabis regulado movió en Estados Unidos US$ 6 mil millones y se espera que crezca a US$ 50 mil millones en una década. Por eso se crearon startups que manejan la criptomoneda y les permiten a los clientes deshacerse del efectivo, informó Bloomberg.

El mercado uruguayo es significativamente más pequeño, pero en 21 días de venta del producto en farmacias ya se superaron los $ 2,5 millones solo por lo ofertado en locales habilitados. Y la demanda continúa en ascenso. Hasta el 7 de agosto se habían registrado 11.508 adquirentes.

En Farmashop el 72% «no quiere» la marihuana.

Ninguna cadena de farmacias está interesada, a priori, en formar parte del negocio del cannabis. La más cercana a concretar había sido San Roque, pero desistió por la «desprolijidad» en el tratamiento del tema y el hermetismo en la información. Farmashop, por su parte, realizó una consulta en una muestra de los 650 mil clientes que tiene registrados en la base de datos. Siete de cada diez clientes (72%) «no quieren» que los locales «se vean afectados» por la venta del producto, reveló a Claves Económicas Martín Guerra, socio de InCapital (una de las compañías accionistas). Solo el 11% de los encuestados por la cadena ha manifestado su «interés» de que haya oferta. El resto es «indiferente» frente al tema. En base a estos datos de mercado, concluyó el empresario: «Esto es un caso cerrado».

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