A través de la Unidad de Comunicación, el Ministerio del Interior informó esta mañana que «lamentablemente en la mañana de hoy un equipo de rastreo ubicó en una quebrada de las sierras de Villa Serrana los cuerpos sin vida» de Felipe Romero de 10 años y Fernando Sierra, el entrenador de baby fútbol que se lo llevó ayer de la escuela a la que asistía el pequeño. En el lugar están los jefes de Policía de Lavalleja y Maldonado.
El rastrillaje del técnico de baby fútbol que se llevó al niño comenzó al mediodía de ayer, dijo el jefe de Policía de Lavalleja, Eduardo Martínez. Participó personal policial de Maldonado y Lavalleja junto al plantel de perros. El guardaparques de Villa Serrana, Claudio Villamarín, se ocupó de guiar a los efectivos durante toda la jornada informó El País.
Anoche se resolvió proseguir la búsqueda con un equipo táctico (GRT) de la Policía. Se revisaron fincas abandonadas y sitios de difícil acceso. Los policías iban fuertemente armados y con chalecos antibalas.
El auto de alquiler en el que el entrenador se llevó al niño, y que fue abandonado en la zona de Villa Serrana, había sido visto por vecinos a última hora de la tarde del jueves, aunque no llamó la atención hasta la mañana de ayer.
Felipe era el segundo hijo de Luis «Lucho» Romero fruto de su relación con Alexandra Pérez, una agente policial de la Seccional Primera de Maldonado. Ambos tienen otra hija de trece años. Si bien a Romero se lo puede calificar como «padre ausente», la madre de ambos niños reconoció que le había entregado seis apartamentos y un terreno. La pareja duró cinco años.
La búsqueda se inició donde se encontró el vehículo, sobre la ruta, al costado del arroyo Los Chanchos. Del otro lado de la corriente de agua la Policía encontró la mochila escolar del niño, una billetera con dinero y documentos y tres blíster de calmantes, uno de ellos vacío, que según fuentes policiales fue comprado por el hombre en una farmacia en La Barra.
Relación
Hace dos años que el niño conoce a Sierra, un empleado de una chacra de Maldonado, propiedad de un millonario argentino, según dijo Alexandra. En sus horas libres era entrenador de un equipo de baby fútbol del Club Defensor de Maldonado.
El menor jugaba en ese club desde hace dos años. Miriam, encargada de la sede, contó a El País que la noticia los dejó «en estado de shock» porque el DT era bien conocido desde que llegó al club «hace 6 años». Nunca se advirtió en él una conducta fuera de lo normal.
«Quiero aclarar que Fernando (Sierra) no era el técnico de la categoría de Felipe, él estaba con los niños de 9 años», dijo.
De acuerdo con el testimonio de Miriam, el técnico tenía una relación de familiaridad con el niño. «Lo traía y lo llevaba a los entrenamientos y a los partidos, y el niño le decía papá. Nunca hubiéramos previsto lo que pasó».
En la división infantil del Club Defensor entrenan unos cien niños. En la categoría de Felipe militaban 15 jugadores.
La relación entre Felipe y Sierra era extraña. El entrenador, de 32 años de edad, se presentaba como su padre y el niño lo hacía como su hijo, viajaban juntos, a veces al exterior y otras dentro del país, como una reciente visita que ambos realizaron al salto del Penitente y Villa Serrana.
«Cuando volvió de ese paseo dijo que habían pasado muy bien, que habían andado a caballo y jugado todo el día», dijo su madre a El País.
Dijo que el niño extrañaba a Fernando cuando no lo veía, y que lloraba pidiendo por él.
Luego de la Semana de Turismo, la psicóloga de Felipe le dijo a su madre que tenía que hablar con ella. Según la madre, «vio pautas en Felipe que indicaban que algo no estaba bien», dijo, y le recomendó que no dejara a su hijo a solas con el director técnico.
Encuentro
Alexandra llamó por teléfono al DT y dijo que quería verlo. Ambos pactaron un encuentro en la cancha de Defensor, ubicada en la intersección de bulevar Artigas y la calle Tacuarembó de Punta del Este. La mujer entró a paso firme a la cancha dirigiéndose hacia el entrenador. Fue directa. Sin rodeos. «Mirá Fernando, las psicólogas me advirtieron que no podés volver a estar a solas con Felipe. Tomalo como quieras. Pero tenés que aceptar esto que te estoy planteando. Te lo pido por favor», aseguran que fueron las palabras de la madre al entrenador.
La respuesta de éste fue inmediata, casi como un latigazo: «Si no puedo ver más a Felipe me mato».
Pese a la amenaza, a madre entendió que el mensaje le había llegado. Luego se despidió y regresó a su casa en Maldonado. Ella había pasado muy mal en los últimos meses, cuando comenzó a notar algunos cambios en la personalidad de su hijo. Esto ocurrió entre octubre y noviembre del año pasado. El chico fue atendido por dos psicólogas.
La mujer reconoció que el entrenador era la figura paterna que tenía su hijo. Aseguró que Sierra «siempre fue una persona correcta, nunca decía malas palabras».
Fernando logró captar durante dos años la confianza del niño y luego de la madre. Tanto fue así que logro obtener un permiso firmado por los padres biológicos del menor para poderlo llevar de vacaciones a Brasil, en donde estuvieron los dos solos.
El jueves, a la hora de salida de la escuela, el DT fue a recoger al niño y se llevó, sin autorización de la madre.
Según informa Subrayado los cuerpos estaban descalzos, abrazados y con disparos en la cabeza, fueron hallados por el equipo de rastreo canino a unos 750 metros de donde se ubicaba el vehículo que quedara abandonado el día de ayer.
La principal hipótesis de la policía es que se trata de un homicidio y posterior suicidio.