Educar y prevenir

La Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), a través de su Instituto Suramericano de Gobierno en Salud, se planteó hace algunos años la eliminación total del cáncer de cuello de útero en este continente. Hablamos con uno de los coordinadores de este objetivo, el uruguayo Félix Rigoli, que estuvo en Montevideo, donde se desarrolló el encuentro.

El pedido concreto del secretario general de la UNASUR fue que América del Sur sea una región libre de este tipo de cáncer. «Y es posible», opinó Rigoli. A estos días, la cantidad de muertes por esta enfermedad en el continente es de 20.000 por año, según dijo, mientras que en Uruguay son 150.

Aun así, Uruguay debería mejorar sus números, porque España, que tiene 46 millones de habitantes, tiene la misma cantidad de fallecidos por esta enfermedad. «Por lo menos tendríamos que bajarlo diez veces más», comentó.

Desde la educación sexual y la conciencia de la enfermedad (además de la vacuna HPV) se puede reducir muchísimo este número, así también como la detección precoz. «Es una enfermedad que se puede controlar y bajar mucho», enfatizó.

El cáncer de cuello de útero, primero que nada, es prevenible, que es mucho mejor. Segundo, los casos que aparecen, cuando es muy precoz, son curables en el mismo momento. A la persona se la diagnostica, y ya mismo se le hace un tratamiento, que no es una cirugía. Es un tratamiento local, como si fuéramos a sacar una verruga, por así decirlo. Se cura, sí», dijo y comentó que las personas que se mueren lo hacen por una detección tardía.

Rigoli comentó que saber de dónde proviene este cáncer, que se da por una infección por transmisión sexual, facilita mucho el tratamiento y la prevención, sobre todo. «Por eso no debería haber muertes por cáncer de cuello de útero y hay 20.000 por año».

Rigoli coincidió en que el rol del Estado, a través de las políticas públicas, es determinante; y en ese sentido elogió el papel de Uruguay, como pionero, con respecto al consumo de tabaco. «La cantidad de cánceres que se evitaron con las normas de dejar de fumar… eso fue mucho más efectivo que muchos tratamientos», enfatizó.

«Todas las persones que mueren por este cáncer lo hacen injustamente. Es una enfermedad que ataca más a una persona pobre, por la educación sexual que tienen y el nivel socioeconómico. Es muy injusta», subrayó.

Es por eso que Rigoli sostuvo que la educación sexual, y el acceso de toda la población a un sistema de salud pública equitativo es vital para conseguir el objetivo.

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