¿Qué clase de “amigo” es Giuliani? “Enfréntate a los matones y sé duro con los duros”, recomienda en su libro “Liderazgo”, que es una especie de manual para directores de servicios de seguridad. Sin embargo este personaje durante su actuación como Alcalde de Nueva York, se hizo famoso por perseguir a los más vulnerables, los sin techo, sin trabajo y sin derechos, mediante razias policiales de detención preventiva. Con este método se jactó de bajar los índices de criminalidad callejera. No así los índices del crimen perpetrado desde las altas esferas en la forma de evasión de impuestos, explotación laboral, usura, chantaje, violencia racial, además de robos, asaltos y homicidios, entre otros.
El “amigo” Giuliani aplicó también su concepto de que “los miembros del equipo no son fusibles que se cambian a la primera crisis. Hay que defenderlos todo lo posible”, cuando hizo caso omiso a denuncias de malos tratos, torturas, detenciones arbitrarias y así por el estilo, que empezaron a llover sobre los integrantes de su “equipo”. Se aferró a otros axiomas expuestos en el citado manual: “No se debe dejar que las críticas definan la agenda” y “la clave del éxito consiste en rodearse de gente excelente.” Parece que su soberbia no admite críticas y que la palabra excelencia para él es sinónimo de mano dura con los de abajo. Así, se multiplicaron reclamos contra la impunidad de sus justicieros callejeros de gatillo fácil.
La política de seguridad pública de Giuliani se define con dos palabras: “tolerancia cero”. Según el libro “Tolerancia cero, Evidencia cero”, de Russell J. Skiba, Ph.D., Profesor en Consejería y Psicología Educativa en la Universidad de Indiana, se trata de “castigar severamente cualquier infracción legal sin importar la gravedad de la falta cometida. La tolerancia al delito es eliminada, por lo que no se tienen en cuenta circunstancias atenuantes a la hora de castigar delitos o faltas.” Claro, siempre que se trate de acciones cometidas por los excluidos, sin techo, sin trabajo y sin derechos, perseguidos en las calles, no de los grandes criminales que se reúnen en lujosos edificios, se trasladan en vehículos blindados y pueden contratar su propio personal de seguridad.
Sobre Giuliani se ha dicho mucho. Han buscado su asesoramiento políticos de numerosos países e incluso el ministro del Interior uruguayo, Eduardo Bonomi, si bien nunca se reunió con él, contrató la asesoría de Laurent Sherman, uno de los hombres del equipo de Giuliani. Sherman estuvo en Montevideo en setiembre de 2014 asesorando a nuestra policía.
En resumen podría decirse que la filosofía Giuliani se basa en atacar la delincuencia en su versión callejera para proteger la versión aristocrática. Para que los grandes criminales sigan haciéndose cada vez más ricos, es necesario sacar de las calles a las personas que están demostrando que el sistema capitalista no funciona. Jóvenes sin hogar que venden droga para sobrevivir, alcohólicos que arrebatan carteras en la vía pública, patoteros que copan las plazas, rapiñeros, punguistas, violadores … ¿No son la prueba viviente del fracaso de un sistema basado en la injusticia social? En lugar de corregir la injusticia, es más fácil perseguir a su producto, estos delincuentes “comunes”, llevándolos presurosamente a la cárcel o al cementerio.
Esta reunión de Novick con Giuliani deja absolutamente en claro, por si había alguna duda, cuál es la ideología del empresario uruguayo devenido en candidato presidencial. De llegar al poder, profundizaría las políticas represivas del actual gobierno, que imita a Giuliani pero lo disimula. Novick lo admira abiertamente y lo llama “amigo”.