La demanda de electricidad de Brasil declina en medio de la peor recesión de que se tenga registro, lo cual significa un desastre para las compañías que se instalaron en la mayor economía de América Latina con la expectativa de un auge de la producción de energía renovable, los proveedores de turbinas eólicas y paneles solares Weg, General Electric y BYD enfrentan la perspectiva de no tener trabajo para sus plantas brasileñas dentro de dos años, una vez que se agote los pedidos actuales. La decisión del gobierno de cancelar este año las licitaciones de nuevo suministro de energía renovable evaporó el trabajo para las empresas.
El problema fundamental es que las compañías distribuidoras de Brasil ya tienen demasiados contratos de energía si se toma en cuenta el desplome de la demanda, y los funcionarios estiman que el excedente durará hasta 2020. Dadas las sombrías perspectivas, algunas empresas están reconsiderando su presencia en el país, según Elbia Gannoum, presidenta de la Asociación de Energía Eólica de Brasil.
«Ya encargué una caja de velas para rezar y pedir un milagro», dijo Joâo Paulo Gualberto da Silva, el director de nueva energía de Weg, que tiene sede en Jaraguá do Sul, Santa Catarina, y es la única compañía brasileña proveedora de turbinas eólicas. Al haber tan pocas esperanzas de demanda interna para los próximos años, la compañía busca asegurarse contratos en el exterior por primera vez desde que empezó a operar en el sector en 2010.
Caída de la demanda
El consumo de energía en Brasil declinó 2,8% en octubre respecto a un año antes, mientras que el uso comercial se redujo 6,9%, según la Empresa de Pesquisa Energética del país, conocida como EPE.
La economía se contrajo 3,8% el año pasado y se estima que se ha contraído otro 3,4% en 2016. Eso ha generado un fuerte incremento del desempleo, ha derrumbado el consumo y hace que cueste encontrar arrendatarios de oficinas, todo lo cual significa que Brasil necesita menos electricidad para alimentar fábricas y mantener las luces encendidas. «La situación económica de Brasil empeoró mucho», dijo Luiz Augusto Barroso, que está al frente de la EPE. «Es difícil justificar el otorgamiento de contratos para nuevos proyectos».
La última vez que desarrolladores solares y eólicos firmaron acuerdos de compra de energía a largo plazo fue en noviembre de 2015. Este año sólo se contrataron 709 megavatios de nueva capacidad, la octava parte de la cantidad del año pasado, de proyectos hidroeléctricos, de biomasa y gas, y es el primer año desde 2009 en que el sector eólico no obtiene contrato alguno en Brasil.
«Ahora hay mucha incertidumbre en relación con la industria eólica en Brasil», dijo el 16 de diciembre a periodistas Rafael Santana, el presidente ejecutivo de GE para América Latina. «Una cosa es adaptar las plantas a un nuevo nivel de demanda, y otra es que no haya demanda en absoluto».