EL “MANZANA” Y EL “PANCHO”: TAL PARA CUAL

libroPara algunos puede ser sorpresa que el Profesor de Educación Física Rúben Ruiz publique un libro de poesía. No para los que lo conocemos desde hace tiempo como un inspirado y consecuente escritor. Apareció hace unos años en una reunión del grupo Parnaso, con una carpeta llena de texto de su autoría, diciendo que tenía la intención, algún día, de publicar un libro. Ese día llegó y hoy lo estamos celebrando.

Nos dijo cuándo se presentó, que tuvo la suerte de que su hijo le saliera cantor, y que eso lo había incentivado a dedicarse a escribir con la intención de aportarle material para su repertorio. De hecho varios de los textos que se publican en este libro se han transformado en canciones, porque a su hijo le sucedió lo mismo: el tener un padre escritor lo incentivó a desarrollar su talento musical y en ese afán de cantar los versos del viejo, fueron saliendo lindas canciones que confirmaron claramente que el “manzana” y el “pancho” eran “tal para cual”, como dice el refranero popular.

Este libro contiene 286 textos, lo cual si no es un record, debe andar cerca. Pocos libros en la literatura mundial deben ofrecer tanto material poético en una sola publicación. Son 286 flashes que alumbran para dentro y para fuera, porque muestran sentimientos y pensamientos del que escribe al tiempo que ahuyentan las sombras que suelen ocultar sentimientos y pensamientos del lector. Claro que ese fogonazo que ilumina interiores, es mucho más potente y abarcador en el caso de los que atesoran vivencias del campo y del monte, como dice su título, que al incluir “otras yerbas”, abre un espectro bien amplio de refulgencias, en el que tiene cabida hasta el viajero ocasional que alguna vez disfrutó de esos paisajes.

Pero este libro no es solo paisajes, también es profunda reflexión filosófica. Valiéndose de metáforas tan poderosas como simples, sus páginas exaltan valores como la libertad, el amor, la gratitud y la lealtad.

Este libro exalta y reconoce a personajes hundidos en el anonimato, rescata viejos oficios y sus cultores, como el carbonero, el capinchero, el guasquero, el arenero, el monteador, el herrero, el taipero, el pescador. Es un libro por tanto reivindicativo de historias humildes protagonizadas por gente sencilla. Habla de sus sueños, penurias y peripecias. De sus alegrías, angustias y rebeldías. Son páginas desbordantes de humanismo. Se narran hazañas cotidianas de héroes desapercibidos que son como gigantes invisibles para muchos distraídos que miran sin ver. Es un libro de denuncias y consignas, que habla de vinos y madrugadas, de consejos y advertencias, de carnavales y velorios, de ausencias y reencuentros. Es un libro para leer sin parar de vivir, porque es un libro lleno de vida.   Por supuesto entonces, no podía faltar el romanticismo en los versos de este libro. Es un romanticismo maduro, asumido conscientemente, vivido con intensidad.

El compromiso social del autor se revela en textos dedicados a cuestiones típicas de la sociedad de nuestro tiempo. En resumen, estamos ante un libro que aborda una temática muy variada. Un libro con cuyos textos se siente identificado el hombre común, el trabajador, el padre de familia, el que se permite hacerle un lugar al amor en su vida, el ciudadano preocupado por el rumbo de la sociedad. Poniendo los pies en el campo, aspirando los aromas del monte, meditando en la vida, la muerte y “otras yerbas”, podemos acompañar al “Manzana” y al “Pancho” por  los caminos de la poesía y de la música. Caminos sin fin como la vida misma que van y vienen.

Solo cabe felicitar a estos amigos por su obra que se suma al copioso acerbo cultural olimareño. Agradecerles este aporte valioso y peculiar. Desearles el mayor éxito en la propagación de sus ideas y sentimientos, conociendo como los conocemos, sabiendo como sabemos que no hay para ellos mayor satisfacción que una palabra de reconocimiento y valoración de parte de sus amigos. No buscan halagos de la alta crítica, ni consagración académica o jugosos contratos comerciales. Lo que quieren es compartir lo que piensan y lo que sienten, y por cierto que lo hacen en las páginas de este libro. Ese compartir es una forma de sembrar para cosechar una sociedad mejor, más crítica y reflexiva, más auténtica y comprometida.

>Aníbal Terán Castromán
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