Los eventos que se vienen desarrollando en estos últimos años dejan claro que el problema no sólo está en las «barras bravas», que van dejando un saldo de muertos y heridos sin precedentes, además de la propia herida al sistema y la credibilidad de los cuadros, sino en los propios clubes que fomentan el accionar de los mismos, finalmente el juez Néstor Valetti procesó con prisión a cinco líderes de la barrabrava de Peñarol, cuatro de ellos por el delito de «asociación para delinquir» junto con el de «extorsión» y uno solo por el delito de «extorsión», informaron fuentes del caso a El Observador. Dos de los procesados ya estaban en prisión por otros delitos.
«Con el paso del tiempo, los ‘referentes’ fueron ganando poder dentro de la hinchada y a raíz de ello, aumentaron sus exigencias hacia el club. Si la institución no satisfacía sus pedidos, los integrantes de las ‘barras bravas’ provocaban disturbios, hechos violentos e ilícitos que perjudicaban a Peñarol con la pérdida de puntos. Para evitar estos hechos y tener aplacadas a las barras,la institución cedía a las demandas de los ‘referentes'», sostiene el fiscal.
«A mediados del año 2016, la directiva nombró una nueva Comisión de Seguridad, la que resolvió prescindir de la intervención de ‘los referentes’. A consecuencia de esta decisión, ‘los referentes’ dejaron de percibir los beneficios económicos que durante años habían recibido, entonces, con el objetivo de recuperarlos iniciaron contactos con integrantes de la Comisión Directiva, dirigentes y jugadores. Ante la frustración de no conseguir el resultado deseado, se volcaron al despliegue concertado de sucesivos actos de violencia y amenazas contra miembros del Club Atlético Peñarol», agrega.
El fiscal menciona «presiones» sobre jugadores, funcionarios y directivos del club. Previo al clásico, «amenazaron a los directivos, diciéndoles que ‘de no obtener las entradas, no podrían contener o manejar situaciones de violencia o disturbio dentro del Estadio Centenario, particularmente en la Tribuna Amsterdam». Finalmente, los disturbios se concretaron.
Ante la negativa de los futbolistas de darles entradas, los barras les dijeron «que estaban de vivos y que se iba a pudrir todo”. El fiscal aclara que el gerente deportivo del club, Juan Ahuntchaín, «declaró que esta amenaza estaba dirigida a los directivos».
El artículo 345 del Código Penal, que tipifica el delito de extorsión, establece que «el que con violencias o amenazas, obligare a alguno a hacer, tolerar o dejar de hacer algo contra su propio derecho, para procurarse a sí mismo o para procurar a otro un provecho injusto, en daño del agredido o de un tercero, será castigado con cuatro a 10 años de penitenciaría». Se trata, por lo tanto, de un delito inexcarcelable.
Por último, el fiscal explica que la asociación para delinquir «se tipifica al constatarse la existencia de una organización que se mantiene en el tiempo, que presenta distribución de roles, jerarquías y distinción de funciones prestadas por sus integrantes a pesar de la fungibilidad de estos”.
¿Quiénes fueron los indagados?
Jorge «Jorgito» Rivero, «Coco», Henry, Fernando «Nandito» Rodríguez, Walter Gastón Sánchez y «El Pistola» fueron algunos de los líderes de la barrabrava de Peñarol que declararon desde la 10 de la mañana de este viernes hasta la madrugada del sábado. «Jorgito», Henry y «Nandito» recuperaron la libertad.
Durante su reinado, «Jorgito» había logrado liderar a la Barra Ámsterdam y complacer a sus escuderos: «Coco», «Nandito» y Henry. Pero un pequeño detalle, una planta de marihuana de más de un metro, abrió una rendija para que la Justicia comenzara una investigación que tiró abajo la estructura. Aquella planta, que se veía desde lejos, llevó a que la Policía allanara en marzo de 2013 la casa de José Aurelio Borba Moreira, un barra que además de una gran planta, tenía seis antecedentes penales, un kilo de marihuana y 50 entradas para el partido entre Peñarol y Vélez. La historia de que la directiva no daba entradas a los barras comenzaba a derrumbarse.