Esta semana, finalmente Mujica, legislador por el Espacio 609, actuó en contra de la voluntad de su partido y votó positivamente para que se conformara una comisión investigadora sobre los negocios que Uruguay llevó adelante con Venezuela a través de la intermediaria Aire Fresco que, denuncian, está integrada por representantes del Movimiento de Participación Popular (MPP).
La votación no prosperó porque no se llegó a la cantidad de votos necesarios ya que Eduardo Rubio, de Unidad Popular, votó en contra.
Mientras el presidente Tabaré Vázquez dijo que habrá que ver si no se le debería pedir la banca a Gonzalo Mujica, este respondió en forma tajante: “El presidente integra un poder distinto del mío y los poderes son independientes. El Poder Ejecutivo no tiene nada que opinar sobre lo que pasa en el parlamento. Como ciudadano, como frenteamplista puede tener una opinión sobre lo que yo hago y es una opinión política, tan válida como la mía”.
Mujica mantiene fuertes discrepancias con el Frente Amplio en este y otros temas, y su mal relacionamiento con el resto de los legisladores ha puesto en riesgo la ajustada mayoría con la que cuenta el partido de gobierno en la cámara baja.
Los antecedentes indican que los legisladores no abandonan la banca salvo excepciones muy contadas a lo largo de la historia parlamentaria. El caso más reciente dentro del es el de Jorge Saravia cuando dejó de pertenecer al MPP y al Frente Amplio, y se pasó al Partido Nacional. En esa oportunidad, el entonces presidente, José Mujica, no le pidió la banca.
Los casos más recientes son los de Daniel Peña, que abandonó el Partido Nacional para pasarse a filas del Partido de la Concertación, al igual que Daniel Bianchi, senador del Partido Colorado, del sector “Vamos Uruguay” que se pasó a filas del mismo partido. Ninguno devolvió su banca a su anterior partido, y seguramente Mujica tampoco lo haga.
