En el marco de las V jornadas Treintaitresinas “Las voces de una lugar al este” convergieron distintas ramas de la cultura olimareña.
Una de ellas fue una “mesa Redonda” coordinada por el grupo Parnaso, dónde un panel integrado por gente de teatro exponen características sobre la trayectoria y aporte que tuvo Artemio Silva en el Teatro de Treinta y Tres.
Al finalizar dicha ponencia y en diálogo con Esteban Olivera integrante del elenco teatral, éste nos contó; Artemio nació en Lazcano en el año 1933, estuvo radicado allí hasta el año 1956, año en que decide trasladarse a Treinta y Tres esgrimiendo que había dos motivos fundamentales, crecer laboralmente pero principalmente poder crecer desde el punto de vista cultural.
-Más allá de que te une un lazo familiar por demás afectivo y de que integraste desde pequeño el tema del teatro, ¿Cómo era trabajar con Artemio?
Esteban Olivera – Artemio siempre tuvo la grandiosa característica de tratar de que el Teatro como dijimos en la ponencia, fuera para todos, sin distinción.
La forma de manejarse él era muy característica porque en un mismo escenario podían converger personas con muchísima experiencia desde personas que eran la primera vez que trabajaban y sin embargo ahí había una fusión, había una armonía, Artemio lograba sacar el máximo potencial de todos y cada uno de nosotros, desde los que tenían más experiencia hasta los que recién empezaban, y creo que lograr eso es muy difícil pero él tenía los mecanismos no sé cómo, tenía las formas, tenía los perfiles y sabía cómo lograr ese tipo de cosas.
-Siempre con esa mirada amistosa que hacía sentir cómodo al actor…. ¿Qué cosas le pedía en sí al elenco? –
Esteban Olivera – Artemio siempre cuándo venía alguien a trabajar planteaba que la realidad de la Comedia Municipal era primero que nada que la persona se sacara el gusto de hacer teatro, pero no solo como una actividad de hobby, no solo para divertirse, él siempre planteaba que nos podemos divertir haciendo teatro, pasar un buen rato pero cumplir las rigurosas exigencias que tenía formar un espectáculo.
Nunca renunció a ninguna de las dos cosas, por un lado había que divertirse, pasar un rato bien con los compañeros, era un persona muy amable, que trabajaba bien, nos sentíamos bien trabajando con él, pero al mismo tiempo él hacía sentir el rigor, de decir, esto hay que hacerlo de tal forma, tiene que salir de tala forma, y no había otra, tenía que salir, pero como que uno no lo sufría, los disfrutaba por la forma en que él planteaba los ensayos.
-Aparte de responsable te sentías importante, ¿Tú eras la mano derecha por así decirlo porque estabas junto a él en todo momento?
Esteban Olivera – Estuve mucho tiempo con Artemio, todo lo que fue la familia, con mi hermano Gabriel, mi madre Mireya, que todo empezó por una actividad del punto de vista de la familia, pero después cada uno aunque estuviéramos juntos dentro del elenco lo tomó como una carrera particular en el teatro, después que pasó un tiempo dejamos de sentir un compromiso familiar por sentir un compromiso por la comedia municipal que es lo que nosotros realmente sentimos, Artemio nos llevó a todos, nosotros fuimos con él pero logramos transformar, ese creo que fue también mérito de él, el sentir un compromiso muy grande por la comedia municipal, Artemio cuándo veníamos a los ensayos ya no era ni padre ni esposo, era el Director, y nosotros trabajábamos con él de acuerdo a la dirección de él.
-¿Qué es teatro vocacional?
Esteban Olivera – El teatro vocacional es el de la persona, que sale de su trabajo, cansado, en invierno, y en vez de sentarse tranquilo a mirar tele o a estar con su familia se va para el teatro.
El teatro vocacional es el de la persona que con sacrificio se aprende las letras, va a ensayar, ayuda en la utilería, en la puesta en escena, en las luces, en el sonido, en el apunte, en todo.
Artemio siempre dejó que todos formaran parte de todo y eso también es importante porque cuándo uno conoce el teatro desde todo lo que hay detrás, (porque hay una cantidad de cosas detrás), siente el teatro de otra forma, pero creo que el teatro de vocación es precisamente la gente que se sacrifica por llevar adelante esta actividad sin obtener nada más a cambio que en las funciones, las respuesta del público.
-¿Cómo solventaban el gasto de las Giras?
Esteban Olivera – Para las Giras nosotros siempre contamos con el apoyo del transporte por parte de la Intendencia, pero lamentablemente nunca tuvimos viático, lo que se necesitaba, los gastos de la Gira, como desde lo más pequeño, comprar agua, algo para comer, o cualquier cosa, todo eso lo ponemos del bolsillo de nuestro, pero lo hacíamos encantados de la vida porque era una actividad que nos gustaba, conocer otros lugares, otras personas, llevar el teatro a lugares donde nunca iba nada por ejemplo, era un sacrificio, había que levantarse muy temprano, llevar toda la escenografía desarmada, armarla allá, a veces llegabas y decías bueno, tengo cinco horas para armar y esto es lo que tengo y ahí te tenías que adaptar, sabiendo que tenías que tener cuidado con la escenografía porque no se usaba ese día, había que armarla con cuidado, desarmarla con cuidado para después volverla a utilizar, era una actividad de mucho trabajo, pero a nosotros nos encantó siempre porque conocíamos a otras personas, conocíamos otro público, hablábamos con personas que decían, nunca vi teatro, me encantó y eso es lo que realmente nos traíamos de las giras.
–¿Un mensaje a la población, al público?
Esteban Olivera – Voy a hablar en término propio, lo que he tratado de darle a la gente, cuándo la gente hace teatro, se acerca al teatro, tiene la obligación y la responsabilidad de propagar el teatro, si usted estuvo en el teatro, si está en el teatro, si fue al teatro y le gustó usted tiene después que poner su semillita, decirle al resto de la gente, mira que fui al teatro, me encantó, tienes que acercarte al teatro, el público es el que trae al público, nosotros necesitamos del público para existir porque el teatro sin público no existe, entonces nosotros lo que pretendemos es que las personas cuándo vengan a ver las obras, cuándo se acercan al teatro, cuándo ensayan, cuándo participan, que precisamente se tome un ejemplo y después hablen con gente que todavía no se ha relacionado con el teatro.