En Paso Picón, departamento de Canelones, hay un grupo de ciudadanos movilizados que desde hace un buen tiempo vienen denunciando las continuas transgresiones –devenidas en provocaciones- de un productor rural que planta soja y fumiga con tal descuido que pone en riesgo la salud de los habitantes de la zona. Esta persona se llama Máximo Castilla y ostenta un título de médico, lo que hace aún más sorprendente esta historia.
El enfrentamiento entre los vecinos y el sojero Castilla tuvo el pasado lunes un nuevo capítulo, cuando Adriana Pascual, integrante de ese grupo, fue amenaza de muerte por Máximo Castilla, quien al verla, se bajó de su auto en plena ruta, se acercó a ella para advertirle que la iba a matar, insultándola con extrema bajeza, al tiempo que intentó quitarle el teléfono celular con el que Adriana logró tomarle la foto -que adjunto-, cuando se acercaba en actitud agresiva.
Ante este lamentable acto de prepotencia del que la víctima ya realizó la respectiva denuncia policial y judicial, cobra especial importancia la reunión que ya estaba convocada para el domingo próximo en la Escuela Rural Nº 34, de Paso Picón, para deliberar sobre los últimos acontecimientos. Se anuncia la presencia de autoridades nacionales y departamentales, que esperemos, estén a altura de la gravedad de las circunstancias.
En el juzgado de Canelones ya hay un expediente iniciado por la Intendencia departamental en setiembre de 2015, cuando denunció penalmente a Máximo Castilla por no respetar las distancias mínimas definidas para fumigar; que según decreto oficial, fue redefinida en mayo de 2015 como “perímetro rural con asentamiento urbano”. Antes este desagradable sujeto, había incurrido en infracciones por fumigar con viento, provocando deriva de agroquímicos en los predios linderos, por lo que fue multado por el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca.
En enero, el Ministerio de Salud Pública (MSP) le presentó al juez Luis Alberto Sobot, un informe a partir de la evaluación de las historias clínicas de los vecinos denunciantes. En algunos casos constató la relación entre los síntomas de tos, mareos, vómitos, cefaleas y malestar general, con la exposición de los vecinos a la aplicación de plaguicidas. De acuerdo con el informe, hay reiteradas afecciones, algunas de ellas graves, provocadas por la “exposición crónica” a los plaguicidas aplicados a los cultivos de Máximo Castilla.
Desde las orillas del Olimar, donde al igual que en el resto del país, también tenemos nuestras luchas en defensa de la tierra y al salud, hacemos llegar a Adriana y demás vecinos de Paso Picón nuestro fraternal saludo, junto con el compromiso de no ceder un solo paso en la lucha contra actitudes como la de este incalificable personaje que deshonra la profesión médica tanto como la condición de productor rural.
Ni con amenazas cobardes ni con insultos groseros, se puede amedrentar al pueblo organizado que conoce sus derechos.