Cuesta entender el motivo por el que el Intendente de Treinta y Tres invitó a visitar nuestra ciudad a una delegación de la Bolsa de Valores de Montevideo, integrada por su presidente Pablo Sitjar; el secretario Fabricio Pasquali; los directores, Gualberto De León y Luis Mosca, y el gerente general, Marcelo Oten. Los visitantes ofrecieron este viernes 5 de agosto, una conferencia sobre el tema “El mercado de Valores, un actor con impacto en el desarrollo económico del Uruguay”.
¿Cuántos vecinos de Treinta y Tres pueden tener interés en invertir en la bolsa de valores de Montevideo? Somos uno de los departamentos más pobres del Uruguay, con promedios salariales de los más bajos, con altas tasas de desempleo, líderes en las estadísticas de suicidio y de cáncer… ¿Es a la Bolsa de valores de Montevideo a la que tenemos que acudir para mejorar nuestra realidad departamental?
Es de imaginar el interés que la visita de esta delegación de la BVM puede haber despertado entre los jubilados de Treinta y Tres que cobran $8000 por mes, entre los trabajadores fundidos en préstamos de financieras usureras porque sus sueldos no les alcanzan para sobrevivir, entre los jóvenes desocupados, las jefas de hogar que no pueden acceder a planes de viviendas, y entre los pequeños productores rurales que hacen maravillas para pagar sus impuestos y los pequeños comerciantes acosados por la DGI. ¿Qué decir de los maestros, profesores, empleados municipales, y asalariados en general? ¿Cuántos de ellos se habrán alegrado de la visita de estos asesores que vinieron a explicarnos cómo invertir mejor nuestros ahorros?
La página oficial de la BVM dice que desde 1867 es una institución cuya principal función es la realización de los procesos de colocación, negociación y custodia de valores públicos y privados, destacándose Bonos del Tesoro, Letras de Tesorería, Bonos Previsionales, Eurobonos, Bonos Globales, Certificados de Depósito, Certificados nominados en UI, así como también Valores Privados tales como Acciones y Obligaciones de Sociedades Anónimas.
Es fácil deducir lo que pensó la inmensa mayoría de los vecinos de Treinta y Tres respecto a estos invitados de nuestro Intendente. Los más finos habrán dicho: “¡Muchachos, vinieron al lugar equivocado!” Lo que habrán dicho los menos sutiles, seguramente es irreproducible en este medio.
