La situación de los viejos es crítica en la gran mayoría de los hogares geriátricos del país. Es evidente que en algunos hogares están mejor que en otros.
Pero un hogar que implique personal capacitado y en cantidad suficiente, bien remunerado y con las obligaciones sociales correspondientes, necesariamente es un traslado de costos a la mensualidad que los ancianos o sus familiares aportan.
Y sabemos que el poder adquisitivo de las jubilaciones y pensiones de gran parte de nuestros viejos y viejas, es deplorable y no cubriría una cuota alta.
El Sistema Nacional de Cuidados prevé centros gerontológicos-sociales que cuiden durante el día a personas con dependencia leve y moderada. Con esto se busca retrasar los procesos institucionales y aliviar a la familia.
En parte, contribuye a la solución del problema. Pero dado las dificultades económicas que atraviesa el país no es de fácil implementación.
Otro aspecto positivo es que médicos de ASSE están llevando capacitaciones para quienes trabajan en los hogares. Pese a ello, hay gente que cree que no las necesita, que con su experiencia es suficiente.
Uno de los problemas más graves es la ignorancia sobre los problemas de la vejez y las enfermedades. La ignorancia lleva a la incomprensión de la enfermedad y por ende del anciano/a.
En no pocas veces la ignorancia junto con la maldad hacen una mezcla explosiva. Es lugar común oír decir a algunos cuidadores “que los viejos se hacen los vivos”, “le tengo que gritar porque si no me pongo firme con él …”. O caricias y besos delante de los familiares para tapar el ojo.