LOS VIEJOS (I)

En alguna medida somos víctimas de esta sociedad post—industrial donde ser viejo es una de las tantas cosas feas que nos puede pasar. Al menos que se tenga poder, dinero y salud, es embromado ser viejo.

Las noticias difundieron la terrible muerte de ocho ancianos en un hogar de Montevideo, luego de que se incendiara. Había una sola funcionaria para para atender a diecisiete personas.

Los que por distintas razones hemos estado en contacto con geriátricos sabemos que, por desgracia, dadas las condiciones en que muchos de ellos están, era uno de los desenlaces esperables.

El mismo MIDES asumió su responsabilidad, dado que ese hogar había sido visitado en otras oportunidades y no estaba en condiciones para atender ancianos.

Extranjeros que residen en Uruguay, cuando conocen la realidad, dicen que en países desarrollados, la gran mayoría de nuestros geriátricos no resistirían un solo control y no poco de sus administradores/as irían presos.

Es como un problema con pocas salidas. Porque clausurarlos implica un caos social. Son muy pocas las familias que podrían recibirlos o ubicarlos con algún familiar o en otro hogar. Quedarían en la calle. Y el Estado no tiene medios para hacerse cargo de ellos.

>Maria Angela Pereira Ramirez
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