Recuerdo que el organizador de la empresa nos recomendó no detenernos demasiado tiempo para almorzar. El cuerpo se enfría y si se come mucho, el resto del camino se hace más difícil.
El camino no se hizo imposible pero el cuerpo estaba lento y las cuestas se hacían complicadas. Ese día mi compañera de habitación y yo, no cenamos. Fue lenta la digestión del pulpo. La experiencia nos estaba diciendo que el desayuno es fundamental.
En el primer día comenzamos nuestra experiencia de peregrinos por pueblitos, aldeas. Y nos metimos en los bosques. Es un gran placer caminar por las corredeiras. El primer obstáculo que encontramos fueron unos cuantos metros de barro y piedras. Había que ir despacio con los bastones y pisar las piedras más firmes.
En algún momento la corredoira se estrechó, formando un pequeño despeñadero que desembocaba en una ruta. Me dio pánico ver eso. Pero había ciclistas que estaban ayudando a peregrinos.
-“Dame la mano mujer, que somos hombres de montaña” fue lo que me dijo uno de ellos-Y así fue como atravesé ese obstáculo.
Quiero con este articulo hacer llegar mis saludos a mis compañeros de viaje: Enrique, Mónica, Maria y Jose Antonio, Miguel y el otro Enrique (el organizador de la excursión) Ima y Ana.
>MARIA ANGELA PEREIRA RAMIREZ