EL CAMINO DE SANTIAGO (III)
Peregrinar es una costumbre milenaria. El ser humano no es solo carne y hueso. También es espíritu. Algo muy profundo se mueve para buscar estas experiencias.
El que peregrina sabe por qué lo hace. Se disfruta del camino exterior: paisaje, clima, encuentro con otros. Y del camino interior: la persona tiene tiempo para pensar, orar, sentir olores, sensaciones y perfumes que la rutina de la vida laboral actual no permite disfrutar.
No necesariamente se peregrina por pertenecer a alguna religión. En el caso del Camino de Santiago, puede ser una razón de desafío a las posibilidades de uno mismo. O una razón deportiva.
La culminación del camino es llegar a la Catedral. Nuestra excursión llego a una hora próxima a la Misa del Peregrino, que sea hace diariamente a las 12:00. Entra a misa el que tiene deseos de hacerlo. Otros aprovechan a conocer la ciudad, mientras esperan a amigos y familiares que están en el templo.
Antes o después de la misa se tramita “La Compostela” es un documento que acredita que la persona hizo el camino. Para eso se llena un formulario y se entrega la Credencial del Peregrino, que debe de tener los sellos de todos los lugares por donde paso la persona. La Compostela está escrita en latín y también el nombre de la persona.
Para tramitar La Compostela hay que llenar un formulario donde se deben explicitar las razones de la peregrinación: sin son deportivas, religiosas o espirituales. Si las razones no son de orden religioso, se entrega un saludo por escrito.
Maria Angela Pereira Ramirez