EL CUENTISTA ELUDE SU RESPONSABILIDAD
No es la primera vez que este Edil hace ese planteo. Desde que se instaló la discusión sobre la conveniencia o no de impulsar el proyecto Aratirí, Mariño ha formulado a quienes nos oponemos, la misma pregunta: ¿Qué alternativa ofrecen? Esa pregunta fue cabalmente contestada, pero Mariño al parecer, padece una sordera inducida que no le permite escuchar nuestra respuesta.
Le hemos demostrado a Mariño y demás partidarios de la mega minería, que esa actividad no es buena para generar empleo, ya que en comparación con la granja, el turismo y la ganadería, por ejemplo, es una inversión que crea muchas menos plazas laborales, además de ser una actividad zafral y riesgosa para la salud de los trabajadores. Comprobamos fehacientemente que Zamin Ferrus (propietaria de Aratirí) era una empresa sin antecedentes confiables, sin el dinero necesario para concretar el proyecto, y que el aval del estado uruguayo para la obtención de su financiación era una insensatez.
En el marco de la inevitable polémica que se desató, fuimos invitados en su momento por el sindicato a reunirnos con los trabajadores de Aratirí, y así lo hicimos con mucho gusto concurriendo a la sede de su sindicato en Cerro Chato para explicarles nuestra posición. Oportunamente, Bacheta concurrió a la propia Junta Departamental de Treinta y Tres respondiendo a las dudas planteadas por los Ediles interesados en el tema. Por todos los medios posibles explicamos los fundamentos de nuestra postura y cuáles son los generadores de puestos de trabajo que creemos que se debe incentivar.
Por eso, esta nueva provocación de Mariño, solo puede interpretarse como una estrategia para desviar la atención, porque es el propio Mariño quien debe dar explicaciones.
Es él quien debe responder, por ejemplo, cómo piensa reparar el daño que le hizo a las familias de Cerro Chato y la zona, al jugar con sus necesidades ilusionándolos con una presunta oferta laboral que resultó ser una fantasía usada para conseguir votos. Esa explicación se la debe a los trabajadores que le creyeron y hoy se enfrentan a la dura realidad de que se trataba de un mero discurso electoral, palabras huecas, fuego de artificio, espejitos de colores.
Me solidarizo con los trabajadores seducidos tan arteramente, porque me duele como propia la decepción que sufrieron. Por tanto, al Edil Darío Mariño, le pido que asuma honestamente su responsabilidad, ya que evidentemente no puede dar las explicaciones que se merecen las personas a quienes envolvió con el cuento de la megaminería.