El error o la equivocación en una decisión, en la implementación de una política pública, diríamos que es humano. Pero también es humana la reducción del error, trabajar para que en todos los ámbitos el error, se reduzca a lo mínimo. Los países desarrollados han convertido la lucha contra el error en un índice de progreso. Todo lo contrario de los países donde reinan los equívocos en los servicios y en las empresas sean públicas o privadas.
En este plano, está el error por impericia y negligencia y el error intencional, a sabiendas de que las cosas se están haciendo mal. Vuelvo a citar el artículo del periodista Carlos Maria Dominguez, a propósito de la desaparición de 8.500 euros de una sucursal del BROU(pero se puede aplicar a múltiples situaciones). En un párrafo dice: “Una sorda rebeldía nacional que acata, pero no ama lo que hace, cumple consigo, y bajo un silencioso acuerdo de partes se desentiende del resto. Yo entre en hora. Yo trabaje. Yo conté. Pero faltan 8.500 euros”.
Decidí citar al artículo y al periodista (Brecha, 5 de Febrero de 2016) porque me parece relevante que la gente lo sepa, si quiere que lo lea. Pero desde luego agrego mi visión personal.
En todos los trabajos hay hombres y mujeres comprometidos con su laburo. Se ven de lejos. Si se tienen que quedar un rato más para terminar algo, lo hacen. No están en la actitud miserable de andar garroneando minutos y ventajeando y mintiendo. Y desde luego, despiertan la envidia de los que “están en otra”. No todos resisten las presiones del sistema. Esas presiones no son fáciles de resistir. No pocos terminan “comidos” por ese sistema, haciendo lo mínimo, y mirando para un costado cuando ven injusticias. Otros, a pesar de todo, dan lo mejor de sí. Puede suceder, que en su proceder, contagien a otros. A veces se da.
Los episodios de “errores” se acumulan. Ya es algo más que un despilfarro que re rompa un caño de OSE y este semanas tirando agua potable sin que a nadie se le mueva un pelo. Hubo una alarma que no fue tenida en cuenta por los operarios de la usina de Laguna del Sauce. Esto obligó a cortar el suministro de agua a Maldonado en los primeros días de esta temporada. Y estoy segura que los lectores conocen episodios donde han sido víctimas de sucesivas impericias y negligencias.
No es fácil un cambio de actitud. Pero es necesario. Muchas transformaciones del siglo XXI pasaran por el cambio interno que es parte de un cambio estructural. Las estructuras de una sociedad no son solo económicas, políticas, sino también mentales.
Parecería que desconociéramos que vivimos en sociedad y que es raro que una persona subsista sin las demás.
Por: Maria Angela Pereira Ramirez.