Restaurantes de Tucumán, en vez de tirar la comida la ponen en una Heladera Social
Tres restaurantes colocan allí la comida que no puede ser vendida y que tampoco fue tocada por los clientes. Las personas que no pueden pagar por un alimento, simplemente retiran lo que necesitan.
“Hace dos meses, pusieron un contenedor de basura frente al local, de esos grandes. Una noche estábamos mirándolo, pensando en toda la comida que iba a parar ahí, cuando llegó una familia tirando un carro y el papá metió al nene a buscar comida”. Así recuerda Fernando Ríos el momento en que decidió ignorar los consejos de su abogado y lanzarse a la tarea de poner en pie la primera heladera social de Tucumán.
Fernando es dueño de la tienda de frutas y verduras Muña Muña, que queda en Rivadavia 431, junto a Luis Pondal y Daniela Viñas. En el local, además, funciona un restaurant vegetariano y, a la par, el ya legendario El Árbol de Galeano. Los socios también gerencian Plaza De Almas, en Santa Fe y Maipú.
La cantidad de comida que los clientes de los tres locales no tocan es muy grande, cuenta Fernando a Periódico Móvil. “La comíamos nosotros, pero es realmente mucho y la mayoría se tiraba”, reflexiona. Por eso, desde hace casi cuatro años, una idea comenzó a rondar en su cabeza.
El plan no podría ser más sencillo. En lugar de tirar la comida que no se vende en los locales, colocarla en una heladera en la calle para que las personas que no pueden pagar puedan retirarla de manera gratuita. Así de simple, así de efectivo. Y así de complejo, también.
El escollo surgió por cuestiones legales: no existe una legislación sobre la donación de comida y la idea podía traerles más problemas que gratificaciones, les advirtió su abogado. Así, fueron pasando los años, mientras intentaban evitar que alimento en buen estado se transformara en basura apelando a pequeñas entregas. Pero nada era suficiente: la comida seguía, en su mayoría, yendo a parar a los contenedores.
Pero todo cambió la noche en que Fernando y su socio vieron a ese padre metiendo a su hijo en la basura para buscar comida. Decidieron ignorar el vacío legar y sacar -literalmente- la heladera a la calle.
Respetar al otro
En este punto, Fernando se detiene y explica. De ninguna manera se trata de entregar las “sobras” de los restaurantes, eso que los clientes dejan en el plato, a medio comer. Tampoco de poner en la heladera mercadería en dudoso estado.
Los “sobrantes”, detalla Fernando, son los platos que los clientes han decidido no comer sin haberlo tocado, generalmente porque no se lo preparó a su gusto o porque hubo un error en el pedido. El “excedente” es la comida elaborada que se ha preparado con anticipación (previendo una afluencia de público determinada) y que no se ha vendido en todo el día.
En todos los casos, la comida que se coloca en la heladera no ha sido tocada por ningún cliente antes. De esa manera, se resguarda la higiene del alimento.
Por otra parte, Francia se ha convertido en el primer país del mundo que prohíbe a los supermercados tirar o destruir los alimentos que no vendan. En lugar de eso, serán obligados por ley a donarlos a organizaciones benéficas y bancos de alimentos, que serán las encargadas de distribuirlos entre los necesitados.
La ley es la respuesta del Gobierno francés a una campaña puesta en marcha en los últimos meses por Arash Derambarsh, de 35 años, un concejal del municipio de Courbevoie, suburbio al noroeste de París, quién calificó de “escandaloso y absurdo” el desperdicio de comida por parte de las grandes superficies.