Se llama Patrizio Benvenuti, tiene 64 años y se había ganado la confianza de los inversores por haber trabajado en el tribunal eclesiástico del Vaticano. El arresto fue en el municipio de Bolzano, en el norte de Italia.
La investigación identificó a nueve posibles cómplices y a más de 300 víctimas del fraude. Se trata en gran parte de personas mayores que viven en el exterior, que donaron sus ahorros a la fundación humanitaria Kepha dirigida por Benvenuti.
La policía italiana sospecha que el prelado hizo desaparecer 30 millones de euros para beneficio propio a través de empresas en Italia o en el extranjero.
Benvenuti había sido denunciado por una religiosa que había colaborado con él. También levantaron sospechas las cuentas de la fundación, que al principio era rentable pero que no pagaba intereses desde 2014, en una estafa que podría ser piramidal.