Preocupación por inmigrantes que llegan a trabajar

Llegan porque buscan una nueva oportunidad, porque escapan de una realidad que pretenden dejar atrás o para ayudar a quienes quedaron lejos. Son varios los motivos por los cuales un extranjero elige Uruguay para vivir como inmigrante, pero hay algo que es seguro: todos, con mayor o menor urgencia, necesitarán un trabajo que les permita cumplir con los objetivos con los que soñaron el día que decidieron abandonar su tierra natal.

El número de personas que solicita la residencia uruguaya crece semestre a semestre y por eso desde la academia y el gobierno se empezó a hablar de un «fenómeno migratorio». Solo entre enero y abril de este año, se solicitaron 5326 residencias permanentes, 80% de las cuales ya habían sido concedidas hace dos meses, según datos del Ministerio de Relaciones Exteriores. Si la tendencia se mantiene hasta el fin del año, el 2018 cerrará con un 25% más de residencias solicitadas respecto al año anterior.

Tanto empleadores como trabajadores no son ajenos a ese panorama y lo siguen con atención.Tal es así, que el PIT-CNT está terminando de delinear un grupo de trabajo que le permita estudiar y analizar la migración que está llegando al país. La central obrera buscará determinar las necesidades que tienen los migrantes así como la conformación de sus familias, entre otros aspectos, para poder proteger mejor los derechos de los trabajadores extranjeros, dijo el director del Instituto Cuesta Duarte, Milton Castellanos, a a El Observador.

Castellanos fue claro sobre la postura de la central sindical en cuanto a la inmigración: «Nos preocupa mucho, pero hemos podido ocuparnos poco. Y queremos ocuparnos mucho más». El PIT-CNT quiere conocer de primera mano el fenómeno migratorio uruguayo para dejar de «tocar de oído» y poder planteárselo como un tema para tratar y encargarse. De hecho, uno de los objetivos es poder captar a los inmigrantes que comienzan a trabajar, para así poder plantearles la posibilidad de que se afilien al sindicato que les corresponda y tengan un respaldo gremial.
Desde octubre de 2014 hasta diciembre de 2017 inclusive, se concedieron 27.146 residencias permanentes a personas que inmigraron de países miembros del Mercosur y familiares de uruguayos extranjeros, según un informe de Cancillería.
Eso teniendo en cuenta que la informalidad puede merodear en cada oferta laboral y que en muchos casos están dispuestos a trabajar por menos dinero-al menos por un tiempo-, algo que es reconocido incluso entre los empresarios, según dijo a El Observador una fuente de la Cámara de Comercio.
Castellanos fue enfático al afirmar que la postura de la central sindical ante trabajadores extranjeros es exactamente la misma que ante la de los uruguayos ya que no solo la legislación les reconoce exactamente los mismso derechos, sino que parten de la base de que Uruguay es un estado formado al impulso y trabajo de inmigrantes entre fines del siglo XIX y principios del XX y, por ende, «tiene una gran tradición de recibir» personas de otros países.

En algunos casos, cuando un extranjero pide la residencia, los funcionarios del departamento de Residencias de la Dirección General para Asuntos Consulares y Vinculación los derivan al Ministerio de Trabajo para que sean asesorados sobre los derechos laborales y de seguridad social que les corresponden.

5326 residencias. se tramitaron en Uruguay entre enero y abril de 2018. Los países de nacionalidad con mayor número de residencias tramitadas son Venezuela (2486), Brasil (1065) , Argentina 751 y Colombia (280).
Mientras para los gremios el mayor desafío es tener un análisis propio sobre la inmigración y captar a nuevos trabajadores extranjeros, los empleadores comienzan a percibir ciertas aptitudes que creían perdidas –o al menos disminuidas- en el mercado laboral uruguayo.

«Cuando seleccioné el equipo me encontré con que al uruguayo le faltaban ganas para brindar servicio. Tenía muchos currículums de venezolanos y me dije: ¿Por qué no darle oportunidades si en definitiva este es un país de inmigrantes? Tomé a dos en principio y comencé a ver que la gente se sentía cómoda. Aunque a veces tienen una atención que puede resultar cargosa para algunos, estoy muy gratificado porque responden bien. Son simpáticos, siempre de buen humor y dispuestos, lo que los diferencia de los uruguayos que tienden a ser más apáticos», dijo a El Observador hace un año atrás el chef y dueño del restaurante Tona, Hugo Soca. A pesar del tiempo que pasó desde que Soca realizó ese comentario, la situación no cambió.

La idea se repite entre quienes integran la Cámara Nacional de Comercio y Servicios del Uruguay y, cada vez más, los comerciantes miran con más simpatía la contratación de extranjeros principalmente por la disposición que tienen frente al trabajo.

 

En esa cámara coinciden en que los trabajadores uruguayos han perdido las llamadas «habilidades blandas», es decir, la puntualidad, cumplir con el horario, el ánimo de servicio, la amabilidad y la presentación de cada jornada, dijo a El Observador uno de sus integrantes que prefirió no dar su nombre.

Ese tipo de habilidades son las que aparecieron con fuerza en los recién llegados al país y que revalorizaron aspectos que se consideraban olvidados.

Ante igualdad de condiciones entre uruguayos y extranjeros, eso representa un desafío extra para quienes salgan a buscar trabajo. Para Sergio Chanes, director de SCH Consultores, esas «cualidades» no necesariamente «ponen la vara más alta pero generan situaciones diferentes».
43% de las personas encuestadas para un estudio de facultad de Ciencias Sociales de 2017 tienen una opinión negativa sobre la inmigración por “la competencia que pueden significar en el mercado laboral”.

«No es justo decir que los inmigrantes cambian el mercado laboral y no se puede generalizar pero sí se está yendo hacia la contratación de personas del extranjero sobre todo en hotelería, seguridad, gastronomía, etc. porque hay personas que tienen un perfil con una clara vocación de servicio», explicó. Tal como comentan los comerciantes, Chanes afirmó que lo que se privilegian son ciertas competencias, como el compromiso por el trabajo, que sobresale en muchas de las personas del exterior que se entrevistan para un puesto.

«Luego es más fácil capacitar en competencias técnicas específicas, que las adquirís durante una capacitación, pero hay determinadas competencias genéricas que tienen que ver con lo que adquiriste cuando eras niño», dijo. Y agregó: «Hoy en día muchas empresas prefieren gente que no falte, que sostenga el trabajo, que tenga cierta estabilidad, que sea responsable, a que sea un excelente técnico».

Al compromiso y presencia frente al trabajo se le suma que los empresarios valoran la sobrecalificación que pueden tener los inmigrantes que buscan trabajo. Sin embargo, esta misma situación es vista con preocupación tanto desde la central sindical como desde organizaciones dedicadas a ayudar a los inmigrantes. Según un estudio del Programa de Población de la facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República del año 2016, quienes inmigran tienen «una desventaja sistemática en el acceso al empleo» y «mayor riesgo de sobrecalificación y de informalidad».

La Encuesta Continua de Hogares de 2015, por ejemplo, concluía que 38% de los inmigrantes recientes tienen empleos de baja calificación y tasas de desempleo bastante mayores que las de los uruguayos que buscan trabajo.

De todos modos, según Chanes las empresas están cada vez más abiertas «a contemplar perfiles de personas extranjeras calificadas para un determinado puesto e integrarlos rápidamente».

Desde hace un tiempo que el sociólogo Rafael Porzecanski –director de opinión pública de Opción Consultores- viene realizado estudios cualitativos sobre la inmigración y comenzó a ver un cierto rechazo de los uruguayos hacia quienes llegan al país. «Los uruguayos piensan mucho en su bolsillo, en su trabajo, y observan y perciben que la migración representa un problema en términos de salarios y acceso al empleo», dijo

En una de las charlas de «Reflexiones Canarias», organizada por la Intendencia de Canelones y en las que el intendente Yamandú Orsi, modera mesas redondas sobre diferentes temas.

Esa preocupación del sociólogo, se puede traducir en cifras concretas. Según un estudio de la facultad de Ciencias Sociales publicado en diciembre de 2017, 43% de los uruguayos tiene una opinión negativa sobre la inmigración por «la competencia que pueden significar en el mercado laboral».
Por lo pronto, esa preocupación es de la población pero no representa a quienes encontraron beneficios en esta nueva ola inmigratoria.

El temor de los uruguayos por los retornados
Si bien en el último año fueron menos los uruguayos que se habían ido que decidieron volver al país (901 personas frente a 1219 el año anterior), la realidad es que este es otro fenómeno que se empezó a instalar al menos desde hace 10 años. Y no para todos los uruguayos que se que se quedaron esas son buenas noticias.

Según el estudio “Los uruguayos ante la inmigración: Encuesta Nacional de Actitudes de la Población Nativa hacia inmigrantes extranjeros y retornados” de la facultad de Ciencias Sociales (diciembre, 2017) el 25% de las personas encuestadas consideró que los retornados que habían emigrado en la década del 2000, no merecen las mismas oportunidades que quienes permanecieron en el país. A su vez, para seis de cada diez, los empresarios deben darle prioridad a quienes siempre vivieron en Uruguay que a los que volvieron, a la hora de otorgar trabajo.

Observador