EL PASTOR  VÁZQUEZ

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En medio del estupor y la consternación que han generado en nuestro país la sucesión de hechos de extrema violencia registrados en las crónicas policiales, está apareciendo con insistencia un concepto: la necesidad de promover un comportamiento “humanista.”  El propio Presidente Vázquez en su llamado a un diálogo interpartidario sobre el tema de la seguridad pública, habla de un  “Plan Nacional de Cultura Democrática y Humanista”.

Muchos uruguayos no deben estar enterados de que existe en Uruguay una organización política llamada Partido Humanista, por lo que no conocen en qué consiste su propuesta. Sin embargo la intuición los orienta bien si piensan  que el humanismo puede ser una de las herramientas a utilizar para promover la seguridad pública.  Veamos.

La ideología del partido humanista tiene seis puntos básicos, de los cuales el primero ubica al ser humano como valor y preocupación central, de tal modo que nada esté por encima del ser humano, ni haya un ser humano que esté por encima de otros.  Afirma la igualdad de todas las personas y trabaja por la superación de la simple formalidad de iguales derechos ante la ley avanzando hacia un mundo de iguales oportunidades para todos.

Pues bien: es muy evidente que Tabaré Vázquez no preside un gobierno humanista. La política neoliberal que aplica no pone al ser humano como centro, sino que lo ubica como engranaje en la maquinaria social cuyo centro es el capital, propiciando la existencia de  profundas desigualdades.

El sexto punto de la ideología básica humanista, repudia la violencia en todas sus formas,  no solamente la física, sino  las del tipo económico, moral y psicológico. Tabaré Vázquez ha recurrido a la violencia física al reprimir  la protesta social y también para amedrentar con el garrote a los sectores más castigados por su política económica. Somete a violencia moral a la ciudadanía defraudando la confianza electoral depositada en su persona y en su gobierno, y practica violencia psicológica con acciones de abandono, rechazo e indiferencia hacia la población uruguaya que se siente  postergada y desvalorizada. ¿Puede un Presidente que obra así invocar el humanismo?

El “humanismo” al que se refiere Vázquez no es por tanto el de la justicia social a la que apunta el Partido Humanista, que sí propone atacar las raíces mismas de la inseguridad pública.  Tabaré Vázquez apunta a un concepto mucho menos abarcador, ya que utiliza la palabra “humanismo” como simple opuesto de “bestialidad”. “Comportémonos como humanos” sería la síntesis del mensaje presidencial.

Pero curiosamente sucede que los humanos que le agradan a Vázquez son los que se parecen a cierto tipo de animales, como las ovejas, por ejemplo, reconocidas  por su mansedumbre y debilidad. A él le gustaría tener un rebaño ordenado, sin grandes conflictos internos ni cuestionamientos a la figura de su pastor, en la que, por supuesto, se ve encarnado a sí mismo.

Por eso, que nadie se engañe. Lo de Vázquez no es un llamado al humanismo como proyecto social, es un mero intento de ordenar el rebaño.

Aníbal Terán Castromán

Miembro Pleno del Partido Humanista, integrante de Unidad Popular.

>Por Aníbal Terán Castromán.
Miembro Pleno del Partido Humanista, integrante de Unidad Popular.